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¿Tiene un Kung Fu Panda en su empresa?

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Los empresarios constantemente se ven abocados al cumplimiento de múltiples compromisos generados por la propia actividad empresarial, entre ellos, la responsabilidad derivada de tener a su cargo personas que han fincado sus expectativas y futuro en la actividad laboral propuesta y, cuyos resultados, dependen de la capacidad de estos de adaptarse a los requerimientos del cargo, como del empresario de convertirse en generador de los incentivos adecuados. En este orden de ideas, el empresariado ha venido definiendo roles, políticas y normas que deberían permitir alcanzar el máximo desempeño laboral de cada individuo, por el contrario, a la par de estos lineamientos, se enfrenta a un constante rechazo de sus propuestas por parte de algunos de sus colaboradores.

 

Como resultado de lo anterior, se crearon los programas de incentivos que buscan generar en los colaboradores la motivación necesaria para cumplir con sus objetivos laborales, una mayor aceptación de las normas y, por ende, un mejor desempeño empresarial, no obstante, también de forma repetida, los empresarios ven frustrados sus intentos una y otra vez, porque los programas e incentivos propuestos funcionan con unos pocos y son rechazados o simplemente ignorados por otros muchos; en el peor de los casos, aún escucho historias de líderes empresariales, que creen que los trabajadores deben considerase afortunados por tener un trabajo, lo que es peor, están convencidos de que el que no se ajuste se puede ir, porque será rápida y fácilmente reemplazado, motivo por el cuál no ven valor en la gestión humana.

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Hace ya más de tres décadas que Peter Senge propusiera en su libro «La quinta disciplina» una serie de cambios que incluían, entre otros, una forma diferente de ver y valorar a las personas que trabajan al interior de una empresa, revaluando el concepto de recurso humano, él mismo se declara un anti recursos humanos, por el de talento humano; entendiendo recurso como un medio que en caso de necesidad sirve para conseguir lo que se pretende, en otras palabras, algo explotable hasta su máximo aprovechable y luego desechable. Cuando se habla de talento humano, se parte del hecho indiscutible, de que cada integrante de la empresa representa una serie de habilidades y capacidades que en muchas ocasiones están allí disponibles y que, en otras tantas, están en estado latente, esperando ser desarrolladas; la gestión humana es hoy una función estratégica y prospectiva del liderazgo.

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El éxito alcanzado por la serie de películas Kung Fu Panda hace que la descripción necesaria sea breve… bastará con decir que la película narra la historia de un oso panda, regordete, glotón y muy dormilón que, por las vicisitudes de la propia historia, termina elegido como aspirante a maestro del Kung Fu y, por lo tanto, será el encargado de defender a la población de las amenazas que se puedan presentar. Con él, asume el reto el maestro Shifu – que a propósito es un panda rojo- , encargado de entrenarlo y convertirlo en un maestro del Kung Fu, hasta allí la historia parece sencilla e incluso como hasta ahora muchos piensan, otra historia para niños. La importancia de este relato radica en la enseñanza que deja para el mundo empresarial y en especial para los Coaches y líderes en general, ya que muchos empresarios tienen en sus equipos de colaboradores a sendos Kung Fu Panda, representados por aquellos individuos que no rinden según lo esperado, que a pesar de haber sido intervenidos por todos los medios posibles, aún siguen sin alcanzar el óptimo desempeño. Como empresario el reto está en determinar ¿Qué pasa con estos personajes? y ¿Por qué no alcanzan todo su potencial?

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El término Shifu, es tomado de la cultura China, pudiendo ser interpretado como maestro, y también, como padre adoptivo, haciendo referencia a la relación padre – hijo que se establece en un proceso formativo o uno de índole laboral. Shifu en la película, asume el rol de entrenador y padre adoptivo, ya que tiene a su cargo a seis pupilos a los cuales entrena en las artes del Kung Fu, además, los prepara para la vida a partir de aprendizajes y análisis de cada situación vivida. La llegada del panda le genera duda de su capacidad como entrenador, ya que, a pesar de sus múltiples intentos, no logra que el panda aprenda los ejercicios, imposibilitado por lo que él determina es su limitada capacidad física, llegando incluso a pensar que debe darse por vencido. Los Coaches y líderes empresariales enfrentan en su día a día, retos generados por aquellos colaboradores – Kung Fu Panda – que parecieran ir siempre contra corriente y aparentemente dispuestos a sabotear su propio desempeño y el de sus compañeros; Shifu entiende que es el deseo por la comida, el que finalmente, permite entrenar y convertir en el guerrero dragón al panda, ahora listo para dar todo su potencial.

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A partir del entendimiento que cada persona deja de ser un recurso y se convierte en un talento, muchas empresas a nivel mundial han empezado a valorar su talento humano como una cifra contable, es decir, valoran y cuidan su capital humano, como se hace con el conocimiento y otros activos, ya que perder a un colaborador impactará de forma directa los estados contables de la empresa. El humano, es un capital intangible que aporta valor a la empresa y es, por lo tanto, labor del líder y sus representantes identificar y potencializar los talentos manifiestos, y también, aquellos en muchas ocasiones latentes, que desarrollados llevarán al individuo, al equipo y, sobretodo a la empresa a nuevos escenarios de competitividad.

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En la película, Shifu hace un descubrimiento que cambia su concepto del panda, entendiendo que cada individuo se motiva de forma diferente y que, siendo la motivación un estado anímico propio de cada uno, los programas de incentivos deben dejar de ser estandarizados para dar paso a programas de formación e incentivos personalizados que apunten a los deseos y expectativas individuales. Como Shifu, cada líder debe lidiar con aquellos Kung Fu Panda, que no son otra cosa que talentos por desarrollar, aún sin entender como deben ser abordados para propiciar su desarrollo y que no pueden ser simplemente reemplazados, ya que en estos procesos quien más pierde es la empresa.

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Como líder, el reto es entender de manera individual a cada colaborador, sabiendo ¿Qué es lo que lo motiva?, haciendo que las expectativas y sueños personales estén alineadas con los objetivos de la empresa, maximizando el compromiso y la orientación a resultados. Por eso, la pregunta cambia, no es si ¿Tiene un Kung Fu Panda en su empresa?, sino ¿Cuántos tiene y qué hará para afinar sus talentos?, poniéndolos al servicio de la empresa y sus objetivos, adelante conviértase en un maestro Shifu y desarrolle los talentos latentes de sus colaboradores.

¿Qué esta haciendo hoy para descubrir los talentos de su capital humano?

 

 

COACH LEONARDO GUTIERREZ GIRALDO

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